martes, 25 de agosto de 2009

Tristeza y desolación en Grecia


Las llamas calcinan Grecia. Atenas se tiñe de gris y sus habitantes observamos la a veces inevitable belleza del desastre: el humo cubre el cielo y el sol se muestra más rojizo que nunca, parece un atardecer permanente, pero tras el espectáculo se esconde la calamidad

Parecería lógico castigar al gobierno que, tras apenas dos años después de los incendios que asolaron el país y se cobraron muchas vidas humanas, ve cómo se repite la situación con la misma impotencia de antaño. La gente empieza a hacerlo ya y les acusan por los escasos efectivos y por la poca inversión que se recibe en este campo, mientras siguen teniendo, por ejemplo, una alta inversión militar o se mira a otro lado cuando se urbaniza en zonas calcinadas. Algunos griegos se indignan por las noticias extranjeras que les llegan (son muy dados a mirar cómo hablan de ellos en el exterior).

¿Acaso California, estado rico americano, no sufre también los horrores de los incendios? Ahí, dicen, las causas son las inclemencias del tiempo, aquí, por lo que parece, es debido a la falta de coordinación y disciplina de "los caucásicos sureños" (otra vez los griegos). Se lamentan de la imagen que exportan al resto del mundo y les molesta ver cómo algunos piensan que si esto sucede en Grecia es porque su condición intrínseca de país del extremo europeo y frontera "de territorio comanche" sea atributo de Nación "casi tercermundista", como si estuvieran en Europa casi como "un favor", por su historia. Esto es falso e injusto dicen algunos, eso es una verdad como un templo, dicen otros.
Noticia de La Vanguardia

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