Los aeropuertos de Londres, cerrados o trabajando a cuentagotas. Los autobuses, aparcados en las cocheras. La mayoría de los trenes, suspendidos. Las calles casi vacías de automóviles y las autopistas de la periferia embotelladas. Casi todas las escuelas, cerradas. Un 20% de los trabajadores británicos, en casa. Cientos, quizás miles, de oficinas y comercios sin abrir por falta de personal...
Consecuencia: cerca de 4.000 millones de euros perdidos en plena crisis. Los niños en la calle jugando con la nieve y los adultos pensando en los resbalones del día siguiente, cuando la hermosa nieve blanca se convierta en una negra masa de hielo resbaladizo y traidor. Los más afectados, clamando contra las autoridades. Y el Gobierno y el alcalde de Londres, "razonablemente satisfechos, dadas las circunstancias".
Consecuencia: cerca de 4.000 millones de euros perdidos en plena crisis. Los niños en la calle jugando con la nieve y los adultos pensando en los resbalones del día siguiente, cuando la hermosa nieve blanca se convierta en una negra masa de hielo resbaladizo y traidor. Los más afectados, clamando contra las autoridades. Y el Gobierno y el alcalde de Londres, "razonablemente satisfechos, dadas las circunstancias".
Las circunstancias son la peor nevada vivida por Londres y amplias zonas del sudeste de Inglaterra en 18 años. Más de 20 centímetros de nieve engalanaban ayer las calles de la capital y se temía que, por la noche, alcanzara los 30 centímetros. En las zonas más elevadas del norte del país, hacia donde se fue extendiendo el temporal a lo largo del día, la nieve puede alcanzar los 50 centímetros.
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